Por
su naturaleza, la vida emocional es
para muchos difícil de definir, clasificar y entender. Sin embargo nosotros la podemos
definir en tres criterios:
1) la intensidad del fenómeno afectivo.
2) la duración del mismo.
3) sus efectos psíquicos y orgánicos.
Se
puede observar fácilmente que algunos sentimientos son intensos y causan un
trastorno, otros son serenos, equilibran o atemperan. En fin, los sentimientos
nos mueven en atención a cosas o hechos externos, a menudo incomprensibles o a
veces incontrolables por nuestra parte.
Es por eso que en este último sentido se dice que las pasiones arrastran o
esclavizan. A continuación definiéremos básicamente lo que es emoción,
sentimiento y pasión:
Emoción:
reacción afectiva de gran intensidad y duración breve. Por sus efectos son
desestabilizadoras, desarticulan las funciones de control o de inhibición,
causan desorden en todo el psiquismo.
Sentimiento:
reacción afectiva de baja intensidad y duración prolongada, estable. Por sus
efectos, el sentimiento regula y estabiliza.
Pasión:
reacción afectiva hacia un hecho externo o susceptibilidad de ser afectado el
ser humano por causas externas a la razón y la voluntad propias.
Las
emociones y los sentimientos son reacciones afectivas, pasibles, no son actos
de conocimiento. Los podríamos describir como la valoración de una realidad
externa respecto a los propios deseos e impulsos. Son ciertas valoraciones,
pero no juicio sereno, ni comprensión; no obstante, “conectan” la intimidad con
las cosas que se le presentan. Por eso la expresión emocional es expresión de
la interioridad; y, en el caso de los irracionales, lo es todo: no tienen más
interioridad que la expresada en los sentimientos con conductas y voces. Las
reacciones emocionales de la bestia son similares a las humanas; por eso el
animal hace compañía al hombre; es posible una peculiar “comunicación” entre
ambos. Eso supone la existencia de un “rastro animal”; se trata de hecho, del
mismo sujeto que reacciona instintivamente.
Ese
“rastro animal” se exterioriza en la conducta; y lo que podríamos llamar la
“intimidad” del animal que se expresa completamente en las emociones. La
analogía con el humano es legítima, ya que las pasiones humanas son del mismo
tipo, aunque mucho más matizadas y complejas, debido a la presencia de la razón
y la voluntad. Pongamos un ejemplo para aclarar la semejanza y la diferencia:
el dolor. Cuando el dolor se expresa externamente en el irracional, como un
perro que ha sido atropellado, la manifestación es abrupta, intensa y sin
medida, significa dolor físico. Hay casos en que la bestia (como el buey o el
caballo enfermo) enmudece, y sólo se aprecia la falta de actividad. Mientras el
ser humano tiene la capacidad de expresar el dolor, o cualquier otra expresión,
a trabes de ciertas acciones como el arte. Como por ejemplo en la música y en
la poesía, como en el célebre Adagio de Albinoni de Remo Giazotto o las Coplas
a la muerte de su padre de Jorge
Manrique.
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