La misantropía es una actitud social y psicológica
caracterizada por la aversión general hacia el género humano. Su antónimo es la
filantropía, la podríamos definirla como el amor al ente humano.
No implica necesariamente desagrado por personas concretas, como
la mayoría lo tiene entendido, sino animadversión por los rasgos compartidos
por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra
antipatía por los seres humanos y la humanidad como entes. Puede ser ligera o
marcada, así como de características muy diferentes: desde lo inofensivo, la
crítica social, hasta la destrucción o la autodestrucción.
La misantropía vista socialmente en si resulta escasa, dado
que no muchos individuos conocen este término y es por esto la presente investigación.
Si bien, bajo opiniones de especialistas, la misantropía es un estado de recelo
y aislamiento de un individuo que no se ha podido adaptar al sistema, o
simplemente es alguien que se rehúsa a seguir las normas y leyes impuestas. Es
tratada por igual como enfermedad en términos psicológicos ya que se argumenta
es simple escasez de atención y amor, pero este punto se retomará más adelante.
La sociedad se percata de la misantropía implícitamente y la toma por estado de
amargura.
Podríamos considerar que la misantropía sería mejor
analizarla desde un punto de vista filosófico, ya que la cuestión de esta es de
pura filosofía, cuestiones de existencialismo, absurdísimo, vitalismo, son
conceptos filosóficos que sustentan esto. Ya que el misántropo, tomado por un
ser vanidoso y resentido contiene un gran repertorio de lenguaje e ideas. En
efecto es un ser solitario, pero un ser grandemente pensante que logra desvelar
al igual que un filosofo la cuestión del ser y del sistema. Que desecha
cualquier escepticismo, moda, moral; cualquiera que sea impuesta por la
sociedad de la que se pretende alejar.
Desde hace muchos siglos los filósofos han considerado a la
humanidad como el mayor de los peligros. Un claro ejemplo de esto, es lo que
Séneca había dicho en sus cartas:
“Me vuelvo más avaro, más ambicioso, más sensual, aún más
cruel y más inhumano, porque estuve entre los hombres.”
Pero no es sólo cuestión de preservarse del hombre, sino que
hay un placer filosófico por la ruina de las existencias entregadas a lo
sensible y a lo pasional. Se habla de placer, no propiamente de apatía hacia el
hombre, pues hay una dicha que surge de la desgracia ajena que, según Immanuel Kant,
significa la aparición de la misantropía en todo su horror.
No se trata sólo de estar a salvo de la impunidad, sino que,
con regocijo, el filósofo observa el espectáculo de ver al resto de los hombres
cubiertos por ella.
Por otra parte, el filósofo alemán Arthur Schopenhauer era
casi tan ciertamente misántropo como indica su reputación. Un claro ejemplo es
una de sus frases:
“La existencia humana debe ser una especie de error.”
Sin embargo, la misantropía no equivale necesariamente a
actitud inhumana hacia la humanidad. De hecho, Schopenhauer concluyó que:
“El trato ético hacia los otros era la mejor actitud, pues
todos somos sufridores y parte de la misma voluntad de vivir.”
El filosofo alemán Friedrich Nietzsche, con su filosofía del
Übermensch, muestra desprecio hacia el humano. Lo incita a superarse a sí mismo
y a ser “superhombre”. Como ejemplo se puede citar lo siguiente de su libro Así
habló Zaratustra:
“¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una
vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre:
una irrisión o una vergüenza dolorosa.”
Desde un punto de vista psicológico, la razón principal que
se le atribuye al origen de la misantropía es la completa soledad, la cual
lleva al sujeto a internarse en su yo, en irse desarrollando autónomamente
(tomando en cuenta que se va educando de manera inversa a la sociedad, mientras
la sociedad diga blanco el verá negro, no como cuestión de rebeldía, sino como
el interés de buscar el trasfondo de ello, de analizarlo, no de simplemente
aceptarlo, y esto suele ocurrir a temprana edad y por pensamiento propio,
aunado a un sentimiento). La soledad que se presenta es emocional, ya que el
individuo puede estar rodeado de un gran conglomerado de individuos pero aun
así sentirse bastante distante y con esto comienza a desinteresarse por el
mundo que le rodea, internándose en el suyo propio, pero dejando antes una idea
clara de haber desechado al mundo que no le interesa.
El resentimiento es una columna más que psicológicamente sostiene
a la misantropía, este se puede crear debido a desamores, o pasados trágicos
como abusos o humillaciones. Haber sido golpeados por los progenitores, en sí
una base fuera de cualquier tipo de cariño y atención con lo que se va
vislumbrando una visión general de que si un individuo no aporta nada a uno, el
resto es por lo mismo igual y cometerá la misma acción.
La soledad se va convirtiendo en odio por igual ante todas
las circunstancias, a la gente no se le ve ya por lo que es en cuestiones de
cualidades, debido a que son solo una cubierta con la que se disfraza su
verdadero , sino por sus acciones y de saber de qué es capaz.
Existen casos extremos y enfermizos en los cuales la
misantropía ha conducido a asesinatos masivos. Un buen ejemplo para mencionar
podría ser el de Carl Panzram, el cual asesino a más de 20 personas, en 1922,
desde la cárcel de Washington DC expresó:
“Odio a toda la raza humana. Disfruto matando y violando
gente.”
Otro ejemplo podría ser el de unos asesinos que en 1999
realizaron tiroteos en el Instituto Columbine, en donde mataron a 13 personas y
luego se suicidaron. En sus diarios mencionaban su odio a la especie humana.